Murió cerca
del mar, de madrugada,
besado por
el sol que despuntaba
a lo lejos
para verle partir.
El cuerpo
quedó allí
y voló el
alma.
Su alma
fuerte y buena
como las
buenas ramas
que de
frutos y flor
están
cargadas.
Estaba escrito
así:
que su vida
terminara
de cara al
mar azul
besado por
el sol
de la
mañana.
Fueron
firmes sus pies
en la arena
dorada.
Su
pensamiento estaba lejos
del mar y
de las montañas,
el
pensamiento en el hogar.
El adiós
silencioso de los héroes
cuando van
a librar la gran batalla.
¡Pensaba en
ti, Vicente,
cuando
iniciaba
su marcha
triunfal
en la clara
mañana
de cara al
mar azul
que le
arrullaba.!
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